Puede observar que, a su vez,, que la terraza tiene un protagonista claro: un Paraíso que desde la vereda irrumpe como una gran chorro de madera viviente. Parece que quisiera abrazar el espacio aéreo donde suenan las voces, donde muchas personas suelen reunirse para invocar algo, la afinación y el trabajo. Ese protagonista es ineludible y confiere el carácter de esa terraza particular. La cuadra entera pareciera no importar a la terraza y para percibirla, es mejor ir a la vereda. El Paraíso se antepone a su extensión, es el límite y el punto de inicio. Es el abrazo de la naturaleza abriendo una grieta en el espacio- tiempo urbano mas raso.
Habrá que jerarquizarlo todo lo posible. Darle a esa presencia un entorno acorde, mover todo lo necesario para reconfigurar espacio y materia en torno suyo. El Árbol del Tiempo llama a la puerta y decide entrar por la terraza. A Árvore do Tempo. The Time Tree. Preguntaré como se dice en alemán y en italiano.
La primera idea, entonces, claramente es el árbol. Su nombre es significativo en extremo. Recuerda que el paraíso puede estar contenido en el sencillo espacio abierto de una terraza porteña, un poco mas elevada que el ground zero del pavimento, pero no por mucho, ya que es característica primordial pampena la ausencia de altura, la predominancia de lo llano y su extensión ilimitada, lo que está al ras de la superficie geográfica de la atmósfera terrestre. Una invitación a no ir a buscarlo a otro sitio, porque ya está en su sitio y por el mero hecho de permanecer en el, quizá pueda alcanzarse el paraíso que habitamos con cierta frecuencia. A los infiernos necesarios de los que hablaba el Ciego Magistral no hace falta salir a buscarlos. De esto también habla un blues que prendí en ese encuentro. El sujeto enunciador de es eblues, bein podría ser el sabio Paraíso.
El Arbol del Tiempo atestigua y contiene todo lo que bajo su ala verde sucede. Reforzaría esta idea con algún tipo de luz tenue que irradie desde su interior y le de presencia en la noche. Un centro gravitatorio lumínico en su centro espacial. Quizá, para desarrollar actividades sin luz solar, no sea necesario agregar nada mas que una fuente de luz pequeña en el centro del círculo del suelo. Un centro de luz en la tierra y otro en el cielo. Habrá que probar si otras fuentes de luz son necesarias o solo son necesarias para dar preludio y posteridad a la acción concentrada de la tarea colectiva.
Por ahora, un Arbol, su espacio y un centro de Luz para configurar los que los físicos quánticos llaman de manera casi poética "Horizonte de Sucesos", el borde después del cual materia resignificaría sus leyes entre un universo y otro.
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